Blanco, negro o tonos pastel, el vestido lencero es la prenda más deseada de la temporada gracias a su potencial sexi y su versatilidad para resolver estilismos atemporales, elegantes y atractivos, ya sea para pijas o chonis, sin apenas esfuerzo.
La lencería ya no tiene una función exclusivamente de interior; los diseñadores han experimentado con ella para actualizar las tendencias de la primavera-verano 2025 y en esa línea han convertido esta prenda de vestir en objeto de deseo arriesgando con encajes, estampados y colores.
El resultado es un comodín minimalista, femenino y sensual, como se ve en las colecciones de Nina Ricci, Gucci, Alberta Ferreti, Simone Rocha, Yolancris, Chloé y Dolce&Gabanna o en las perchas de firmas más económicas como Zara o Mango.
Conocido como slip dress, el vestido lencero aparece confeccionado en raso satinado con paños de encajes y transparencias, aunque también se ven versiones más íntimas y exhibicionistas en Balenciaga.
Prueba de ello es el modelo con el que sorprendió Julia Fox en la fiesta de Vanity Fair, un vestido totalmente transparente que dejaba su anatomía a la vista y que solo tapó las zonas más íntimas con su cabello.
La modelo y empresaria Georgina Rodríguez, quien lució esta vestimenta en la Met Gala, Úrsula Corberó, Rosalía, Eva Longoria, Jennifer Lopez o Dakota Johnson son solo algunas de las famosas que abrazan esta tendencia.
«El lencero es el vestido más sensual de todos, consigue un papel protagónico esta temporada por su versatilidad», explica la diseñadora Beatriz Claro, de la firma Claro Couture.
Aunque aparece en escaparates y redes sociales, esta prenda no resulta una novedad. Saltó a la calle en la década de los 90 cuando diseñadores como los estadounidenses Calvin Klein y Narciso Rodríguez o el austríaco Helmut Lang recuperaron la silueta slip.
Estos modistas se emplearon en limpiar todo tipo de adornos y poner el foco en sus líneas rectas y su simplicidad. De esta forma, alumbraron prendas minimalistas que marcaban la silueta femenina y permitía mostrar piel.
Aquello resultó en un diseño que corrió como la pólvora y al que se sumaron varias modelos como Kate Moss o Naomi Campbell , y también algunas cantantes como Madonna, Tina Turner o Courtney Love.
Tampoco las actrices se quedaron atrás, entre ellas, Gwyneth Paltrow, Sarah Jessica Parker, Winona Ryder, Drew Barrymore o Jennifer Aniston, que hizo gala de esta moda en la serie de televisión Friends, donde lució modelos en distintos colores y largos.
No se puede hablar de esta tendencia sin mencionar el icónico vestido de novia que lució Carolyn Bessette en su boda con John Kennedy, un modelo creado por Narciso Rodríguez que ha sido imitado por miles de prometidas.
Aunque ni en la década de los 90 ni ahora el vestido lencero resulta algo original. Su verdadero origen se remonta a 1934, cuando la revista Vogue, tras el momento de las flapper y el charlestón, proclamó la llegada de la silueta slip, estrecha y recta, una moda que rápidamente acogieron Ginger Rogers, Greta Garbo o Jean Harlow.
Sin embargo, años antes Lanvin y Coco Chanel crearon diseños con la forma del slip dress, pero fue Madeleine Vionnet quien consiguió un vestido lencero aplicando el corte al bies.
Y es que este ha dejado de pertenecer al universo de la noche. En la actualidad se ha convertido en una prenda todo terreno que se adapta a las necesidades del día a día y para todo tipo de mujeres.
Esta temporada, esa silueta congenia muy bien con cazadoras vaqueras, rebecas de punto o americanas y se desvincula de sandalias y tacones, para aliarse con deportivas ofreciendo una versión más moderna y desenfadado.
Gigantes de moda de consumo como Zara o Mango se han sumado a la tendencia del vestido lencero, proponiendo modelos de alma minimalista con una sutil sensualidad.