Las gradas de 'Mendi' parecían las de ElSadar, ya no solo por la multitud de camisetas rojillas que se veían, sino por los cánticos y el hermanamiento entre ambas aficiones. Alavés y Osasuna despedían la temporada con una fiesta sobre el verde, en la que Osasuna buscó la victoria desde un primer momento. Budimir al cuarto de hora fue quien dispuso de la ocasión más clara hasta ese momento, con un cabezazo que Sivera atajó sobre la línea de gol. Como ya ocurriera en el partido de la primera vuelta, fue el portero del Alavés el jugador más destacado del equipo vitoriano. Dos minutos después Sergio Herrera evitó el gol de los locales con una gran parada.
Alcanzada la media hora de partido fue Lucas Torró quien también rozó el gol, pero en este caso no alcanzó a rematar. Quien sí lo iba a hacer fue Catena, que tras un gran centro de Areso no pudo marcar. Tampoco lo hizo Budimir en el minuto 35, con un disparo cruzado que se marchó lamiendo el poste. Era Osasuna quien más atacaba y quien más peligro creaba, pero no era el día de cara a puerta. Así las cosas, los dos equipos se fueron a vestuarios con el 0-0 en el marcador.
Ya en la segunda parte continuó la misma dinámica, con un Osasuna que jugaba en campo rival, pero que no veía puerta, al tiempo que el Alavés buscaba contragolpear. A todo esto la afición rojilla seguía con atención los empates de Celta y Rayo Vallecano en la pelea por Europa. Todos confiaban en que se dieran los marcadores necesarios, pero lo que nadie esperaba era un gol del Alavés y este llegó desde el punto de penalti. El 1-0 se produjo justo después de otra gran llegada de Budimir que con una brutal estirada Sivera se encargó de anular. El gol del Alavés fue fruto de una clara, pero tonta falta de Juan Cruz dentro del área. Carlos Vicente anotó desde los once metros y puso el 1-0. Hasta los aficionados del Alavés, muchos de ellos, coreaban a su jugador que fallase la pena máxima.
Tras el 1-0 (minuto 56) a Osasuna le entró las prisas y veía, además, cómo el Celta se adelantaba en Getafe. Vicente Moreno empezó a mover el banquillo y optó por jugar con dos delanteros como referencia, por lo que el equipo rojillo comenzó a colgar balones. El dicho dice que Osasuna nunca se rinde y así fue, porque alcanzado el minuto 87 Raúl García pescó un balón peinado por Catena dentro del área que se encargó de rematar al fondo de la red y poner así el empate a un gol. La afición creía y necesitaba marcar otro gol más, mientras que el partido se iba a prolongar hasta el minuto 97. En ese tiempo Unai García llegó a entrar al verde para dejar a Catena de delantero junto a Budimir y Raúl, pues el equipo rojillo no paró de colgar balones. Sin embargo, el Alavés logró maniatar a los rivales y el partido acabó finalizando en empate.
El Celta había ganado en Getafe y el Rayo Vallecano había empatado, por lo que un gol más hubiera dado la clasificación a Osasuna, cosa que no llegó a producirse.