"La gente para curarse hace rarezas: se deja manipular"

Juana Samanes
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Todoterreno. Intérprete de raza, en su carrera en el cine ha trabajado con famosos directores, pero en el teatro ha tenido un arco mucho más amplio

"La gente para curarse hace rarezas: se deja manipular"

Cuando uno es un buen actor, como es el caso del vallisoletano Fernando Cayo, es capaz de meterse en la piel de cualquier personaje. En el inquietante thriller de El Instinto podemos apreciar sus dotes para interpretar a un hombre a quien las circunstancias convierten en un malvado. Esta película está en cartel desde el 16 de mayo. 

En El Instinto interpreta a un hombre malvado, yo no sé si en su amplia carrera se había enfrentado a un personaje tan violento.

En teatro no, pero en audiovisual sí que he hecho personajes de malvado. De hecho, en mi anterior película, Padres, hago de un progenitor con capas, que acude a la casa de su exmujer tras la desaparición de su hija, que no ha vuelto a casa tras asistir a un Festival de música, pero está en otro territorio distinto. No obstante, lo bonito de mi personaje en El Instinto es que tiene un arco interpretativo amplio; al principio es un tipo campechano, amable, en el que mucha gente que tiene relación con el medio rural reconocerá como algún vecino. 

O sea que, la primera etapa de este personaje, le resultaba cercana…

Sí, porque yo doy clases de interpretación para actores y hay algo, en esa manera de enfocar el entrenamiento, que tiene que ver con una forma extrema de enseñar y de curar traumas. 

Juan Albarracín, el director, ha afirmado que el contenido de este filme retrotrae al confinamiento y al cambio que experimentaron algunas personas al estar encerrados. ¿Hace usted la misma lectura? 

Desde luego ese es el punto de partida para Juan Albarracín que ha escrito esta historia maravillosa, ayudado por Dani Campos. Juntos han logrado un relato con muchas capas de lectura, que tiene que ver con lo que uno está dispuesto a hacer para curarse, para sanarse. Conocemos casos de gente que se mete en sectas, que hace terapias extrañísimas y se deja manipular por personas que les llevan por territorios muy oscuros .

El Instinto parece una obra teatral y todo el peso de la trama recae en Javier Pereira y usted. ¿Tuvieron muchísima preparación? 

No me resulta ajeno estar sosteniendo una trama con un personaje pero, curiosamente, ocurre esto en las dos últimas películas que he trabajado: la mencionada Padres y esta. Forma parte de una tendencia actual del cine español donde la falta de medios económicos lleva a aguzar el ingenio. 

Se trata de la primera película de este director que solo tiene 26 años. ¿Ha aceptado el proyecto porque le ha gustado el papel?

Para mi es básico el guion. En el caso de Albarracín mi primera impresión fue que era un verdadero genio: me recordaba a J.A. Bayona, cuando rodé con él su primera película El orfanato, que era muy joven y parecía ya experimentado. Además, ambos directores, empezaron dando clases de cine compaginándolo con los rodajes.


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