Segunda jornada de la primera fase de la Liga de Campeones. 1 de octubre de 2024. El PSG visita el Emirates sin Dembélé. El francés ha 'retado' a Luis Enrique y el entrenador lo ha dejado fuera de la convocatoria. En París no lo entienden: un equipo que hace un suspiro lucía a Messi, a Mbappé y a Neymar, prescinde de lo más parecido que tiene a una estrella en ataque. La conclusión es fatal para el técnico asturiano: a pesar de que su bloque domina el partido (35-65 en la posesión, seis tiros frente a 10), el Arsenal gana el duelo (2-0, Havertz y Saka). «Si alguien, de manera grave, no cumple con las obligaciones que tiene el equipo, eso para mí significa que no está preparado. Mi objetivo es buscar siempre lo mejor para el grupo», justificó en sala de prensa.
En el Parque de los Príncipes siguen recelando del español y su estilo tan intervencionista… pero sobre todo de su capacidad de gestionar al 'Mosquito'. Un futbolista anárquico con aura de indisciplinado que siempre basó su carrera en la improvisación sobre el césped. En los planes de Luis Enrique no entran los versos libres. Incluso en el mejor curso de su trayectoria hasta la fecha, el 14/15 (triplete Copa-Liga-Champions con el Barça) tuvo roces visibles con Leo Messi: lo sentó en banquillo en un partido clave en Anoeta, el equipo perdió (1-0) y el choque entre el astro argentino y su entrenador ocupó días y días de páginas y tertulias. 'Lucho' recondujo la relación y el Barça terminó la temporada en lo más alto.
El mensaje
Ese 'efecto Messi' es clave para entender la reacción de Dembélé de la mano de Luis Enrique. Apenas dos meses después, sucede de nuevo. El 1 de diciembre, tras perder contra el Bayern en la Champions (Ousmane es expulsado, «un grave error contra el equipo» según el entrenador), el PSG empata en Liga ante el Nantes con su mejor atacante en el banquillo. Ha batido el récord de posesión (84,1 por ciento) en un encuentro de la Ligue 1, pero solo logra un punto. Ha dado 1.008 pases, lo que evoca la eliminación de España ante Marruecos en Qatar'22 (1.041), pero arrecian las críticas.
A Luis Enrique se le pregunta si dicha suplencia tiene que ver con el partido de Munich. Y da una respuesta nítida: «No, pero es un mensaje que me gusta transmitir. No cada día, pero sí cuando considero oportuno. No tengo quejas contra mis jugadores, pero quiero que todos mejoren, que se rebelen, que entrenen fuerte cuando no juegan o no calientan, que el titular piense en perder su lugar, que el goleador piense en marcar más goles, que el que defiende piense en dar el máximo… Esa es mi obsesión como entrenador».
El asturiano eligió el camino y lo mantiene. Firme. Ha convencido a Luis Campos, director deportivo del Paris Saint-Germain, de que es una fórmula ganadora. «Su entusiasmo es contagioso -dice Campos- y tarde o temprano conseguirá grandes cosas para el club». Poco a poco, con mano de hierro en la Liga pero dudas en la Champions (termina la liguilla 15º, con tres derrotas y un empate en ocho partidos), la táctica del palo y la zanahoria va calando en Dembélé. El sistema funciona. Y el '10' tiende al fin la mano hacia el banquillo y asume el rol entregado. «Es un asunto cerrado (responde sobre las polémicas). Él confía en mí y yo confío en él», dice un día antes de que su entrenador dijese de él: «Es el jugador más diferencial del mundo».
Iguala a Mbappé
El PSG vuela hacia adelante. La forma en la que presiona y recupera, la forma en la que ataca, la forma en que ocupa el campo contrario, es ideal para la idea que Luis Enrique tenía de 'OD'. Y ha conseguido convencerle. «Puedo ser muy pesado», decía el asturiano en un documental. La metamorfosis de Dembélé es absoluta en 2025. Se adapta a ese papel de 'falso nueve' -algo que ya probó con Thomas Tuchel cuando este dirigía al Dortmund- y lo celebra de la mejor forma posible: con goles.
Nadie ha marcado tantos (25) en lo que va de año. Es el líder de la tabla de realizadores de la Ligue 1 (21) y ya son 33 dianas en 45 partidos de la 24/25 (el mejor registro de su carrera eran las 14 que había marcado en 42 partidos con el Barça en la 18/19), a los que suma 12 asistencias. Ya tiene la Liga, es favorito en la final de Copa (ante el Reims, 13º clasificado) y su gol en el Emirates permite al PSG soñar con la final (y el título) de la Champions, competición en la que lleva ocho tantos y tres asistencias, igualando las 11 participaciones en dianas en una misma edición de Liga de Campeones de 'un tal' Mbappé.
A pesar de que salió de Londres con ligeras molestias, atrás ha quedado la imagen del futbolista de cristal que vistió seis años de azulgrana:jugó 183 enfrentamientos (40 goles y 43 asistencias) y se perdió 141 por diversas lesiones musculares y problemas físicos. Y también ha enterrado la figura del jugador irregular con un elevado déficit de atención durante un partido, capaz de brillar y evadirse sobre la marcha. Es un verso perfectamente acoplado al plan ganador de Luis Enrique para el PSG.